L. MARINA. PALMA. Este comerciante acaba de resurgir de sus cenizas en un tiempo récord. Todo en aras de llegar a tiempo a la campaña navideña. Su establecimiento Enjabónate fue el comercio más perjudicado con el cierre de la calle Costa den Brossa. Ahora se ha instalado en Jaume II, en un local que ocupaba una heladería, a escasos metros de distancia del antiguo comercio.–¿Cuánto calcula que ha podido perder con el cierre de Costa den Brossa?– Según mis primeros cálculos, las pérdidas pueden ascender a unos 10.000 euros. Por fortuna, he conseguido este local pronto y he conseguido rehacerme. Si tuviera que haber dado por perdida la campaña navideña, ahora estaríamos hablando de que las pérdidas alcanzarían los 40.000 euros.–El Ayuntamiento le ofreció una caseta en La Rambla para paliar las pérdidas que pudiera tener en Navidad. ¿Cree que fue algo acertado?– El Ayuntamiento se ha comportado de manera excelente y no tengo nada que objetar. Se lo agradezco sinceramente. Pero posiblemente no tendría sitio allí para instalar los jabones. Les tendré que comunicar ahora que ya he encontrado un local donde instalarme. El problema real lo tengo con los propietarios.–¿Piensa adoptar algún tipo de medida judicial contra ellos tal y como han anunciado otros comerciantes de Costa den Brossa?– Lo tengo ya en manos de mis abogados. Sí, voy a denunciar a los propietarios. Su obligación legal es tener el inmueble en buenas condiciones. Es evidente que no ha sido así. El establecimiento está apuntalado y no se puede utilizar como comercio.–¿Cuál ha sido la respuesta de los clientes ante el cambio de ubicación de la jabonería?–Muy buena. El boca a boca ha funcionado mucho. Además, existen muchas personas que utilizan los jabones, tradicionalmente, para hacer sus regalos de empresa o para los regalos de Navidad.
